Estamos en tiempo de DESIERTO.
Desierto exterior porque vamos eliminando de nuestro cotidiano momentos de encuentro, de convivencia, viajes, música, fiestas, celebraciones,... Espacios donde nos encontrábamos con mucha gente conocida y desconocida, y en los que se iba tejiendo nuestra vida.
Desierto exterior porque vamos cerrando las puertas de nuestras casas, delimitando nuestros abrazos y besos, reduciendo nuestras risas compartidas. Límites, muros, prohibiciones... por seguridad, por cuidar.
Desierto porque silenciosamente mucha gente querida nos va dejando en medio del desconcierto.
Estamos en tiempo de DESIERTO interior, porque se caen los proyectos, se reducen las relaciones, se amordazan los deseos... y esto nos deja vacíos, desorientados, con miedo.
¿Cómo vivir este tiempo?
Si lo miramos bien puede ser una oportunidad para contactar con nuestra verdad más honda, libre de "anexos". Liberados del ruido exterior que despista, del cuidado de la imagen que ata, de la pesada carga de la opinión y el juicio rastrero.
Podemos ELEGIR cómo vivir esta experiencia de desierto impuesta y no deseada. Podemos elegir vivirla como camino de encuentro con nuestro "yo" desnudo, sin caretas, sin distracciones, sin freno.
El desierto lugar de prueba y de encuentro. De verdad y silencio. De palabra labrada dentro.
Dejemos que purifique nuestra verdad en el silencio.
¿Cómo vivir este tiempo?
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