"La vida de cada día: los caminos cotidianos y sus posadas vulgares,
gentes, cosas que nadie hasta él supo ver con mirada tan clara y honda,
se despiertan y entran al fin en la esfera del arte".
Luis Cernuda
¡Qué bonito tener esa mirada clara y honda que nos haga despertar y descubrir en los caminos cotidianos, en sus "posadas vulgares" la fuerza de la vida y la capacidad de transformarla en arte, en belleza...
Si supieramos leer lo cotidiano así: las relaciones gastadas se volverían novedad, las rutinas del trabajo o el estudio en momentos creativos, las paredes conocidas en lienzos por estrenar, los conflictos del roce diario en posibilidad de cambiar lo que ya no funciona...
Si tuvieramos esa mirada que perfora la realidad y es capaz de descubrir su belleza serena, la que le da la fuerza de la fidelidad, de la apuesta que dura toda la vida, la que descubre los detalles, la que celebra que estamos vivos y gastamos la vida minuto a minuto con amor o destruyéndola (nosotros elegimos), la que no teme envejecer, ir perdiendo lo que se cree poseer mientras se destila la propia vida. Esa mirada que ve en la primera arruga signos de resurrección, en lo que entregamos por amor signos de vida verdadera. Todo lo que damos, en ese mismo instante, se convierte en vida resucitada, en el silencio, en el Misterio.
Los caminos cotidianos son pistas de despegue de muchos vuelos, si sabemos mirarlo con mirada clara y honda, como el autor del ingenioso caballero andante, nuestro querido Don Quijote. Me encanta verlo luchando por sus nobles ideales, creando una realidad llena de honor, de belleza, de amor desbordante... los caminos ordinarios y sus posadas vulgares pueden ser lugares de arte y grandeza. Sólo tenemos que saber mirar...
Mar, gracias por compartir. Cierto lo cotidiano de la vida es donde se da el ENCUENTRO CON EL DIOS DE LA VIDA...un abrazo en el Señor.
ResponderEliminar¡GRACIAS por tu comentario!. Un abrazo grande
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