Es tiempo en el que los niños viven nuevas experiencias, descubren nuevas maneras de relacionarse con el agua, los demás, el tiempo y los sonidos...
Esto es bueno y ojalá nos sirva para recargar energías y volver al curso con ganas de seguir creciendo y construyendo espacios de vida.
Pero en estos días también nos llegan noticias de niños, jóvenes y adultos que intentando llegar a tierra segura se han encontrado con el mar en su peor versión.
Corazones que soñaron con una vida mejor, más segura para los suyos y que se han perdido en medio del oscuro mar.
Tengamos un recuerdo para ellos, para esos sueños rotos, para esas vidas naufragadas...
que no seamos sordos a su grito.
Que no pasemos de largo, que sintamos su dolor...¡Hagamos algo!
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