No podemos vivir con miedo y encerrados.
Toca vivir con prudencia, cuidándonos unos a otros cada día y ¡¡CONFIAR!!.
DIOS EN LA PANDEMIA.
“Pidan y se les dará, busquen y encontrarán”.
Pedir y buscar unidos
como el inspirar y el expirar.
Pedir nos abre el corazón al don de Dios, en su surgir, en su crecer y en su sazón.
Buscar nos activa enteros para salir y encontrar el don que ya crece entre nosotros al ritmo y forma de lo humano.
Dios sabe lo que necesitamos y ya ha empezado a dárnoslo antes que se lo pidamos y es mayor que nuestros sueños.
En los trabajadores enmascarados, los laboratorios en silencio,
las rutinas de servidores anónimos, la soledad intubada y muda,
el vacío respetuoso de las calles, los templos llenos de ausencias, las cuatro paredes familiares,
los muertos al sanar a los heridos, los entierros sin funeral ni llanto, el cálido aplauso de las ocho
y las insomnes redes digitales,
ya está creciendo un don impredecible desbordando nuestras oraciones
y las previsiones de los sabios.
¿Qué nueva humanidad se está gestando en esta tierra que gime su embarazo?
No le pidamos a Dios impacientes que presione el vientre de la historia y acelere el parto. Es tiempo
de silencio servicial y expectante.
Benjamín González Buelta sj